lunes, 6 de junio de 2016

Te lo imploro.

Y aquí estoy, esperando tu llegada tan ansiosa...Miro y remiro por la ventana y ya te noto tan cerca... Si supieras cuantas veces te he anhelado, todas las veces que te he pensado y te he imaginado aquí, iluminándome la piel con los rayos de tu esencia...

Eres ese deseo que se cuela entre las letras de mis apuntes y le guiña el ojo a mis nervios persistentes. Eres ese sueño que he sentido tantas veces tan lejano y por fin estás tan próximo que juro que comienzo a desestimar a los imposibles, porque tu venida es, sin duda, el más bonito de los posibles.

Cada día noto cada vez más esa alegría tan tuya impregnada en la atmósfera que nos acaricia cuando llega a su hora punta el día en su mitad. Ya casi puedo sentir en mis labios el sabor de tu salada libertada y tu adrenalina soleada en mi sonrisa, ya casi te puedo visualizar cargado de amores de un instante, roces ingenuos de una noche y besos que prometen salpicar los atardeceres. Percibo, cada vez más, las melodías de tus noches y tu capricho continuo de vivir sin horas.

Por favor, no te demores más, no ralentices este suplicio transformado en espera, porque ya no existen números para exclamar cuanto necesito, aunque sea un poco, de ti. Ven, anda, ven salvaje, loco, atrevido, apasionado, rebelde.

Aparece cuanto antes, por favor, aparece, te lo imploro impaciente, inquieta, con tantas ganas de ti. Regresa, anda, regresa como solo tú sabes, espontáneo, divertido, risueño, desvergonzado. Desmelena mis días, lléname de sueños renovados, de felicidad porque sí, de ilusiones y locuras sin descanso. Porque no veo la semana, el día, el momento para verte una vez más cara a cara, porque no veo la hora, por favor, llega ya, verano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario