domingo, 29 de mayo de 2016

Sin querer o queriendo...

Que sí, que somos independientes, pero a veces aparece alguien con una capa transparente, y sin querer o queriendo, te salva de algunos agujeros negros de donde no se puede volver sola. Y se convierte momentáneamente en héroe de la oscuridad, porque sin querer o queriendo, te empuja hacia arriba, te mantiene de pie, te mima la sonrisa y, en ocasiones, hasta el corazón. Agua oxigenada en forma  de risa, betadine en forma de besos, tiritas y suturas en forma de abrazos. Y vuelan alrededor de lo que te asfixia y, sin querer o queriendo, lo golpea, lo machaca, lo destruye.

Que sí, que no dependemos de nadie, pero a veces algunas personas se dejan caer en mitad de la pena que se cuela en los días afligidos y nos cala hasta el alma. Que luchan contra nuestra nube de dudas e inseguridades con la que se nos cae la sonrisa y reducen sus dimensiones con grandes dosis de escucha y te extienden una gran receta de consejos. Y porque, sin querer o queriendo, te lanzan hacia lo que le va mejor a tus ojos para lucir el sabor de la felicidad y se transforman, temporalmente, en salvadores de lo mejor de ti. Porque sin querer o queriendo, te diagnostican las necesidades de tu bienestar y te inyectan fuerzas para romper las cadenas opresoras de la ceguera de nuestro dolor mezclado con la decepción.

Que sí, que somos autónomos de nuestro destino, pero hay personas que sin querer o queriendo, te derraman encima una lluvia de espontaneidad y alegría y te impregnan de locura. Que sin querer o queriendo, te hacen olvidarte de todo, que te hacen vivir  el día, o la vida, quién sabe, mucho más fácil.

Que sí, que somos libres pero sin querer o queriendo, te conviertes en el protagonista de alguno de mis ´te quiero´, en el héroe de mis peores momentos.

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