miércoles, 10 de julio de 2019

Tú y yo no somos nosotros

Tú y yo podríamos haber sido un bonito nosotros.
Hubiéramos llenado nuestras tardes vacías
de recortes con nuestros nombres
y hubiéramos creado un tablón lleno de buenos recuerdos.
Podríamos haber sido muchas cosas:
confidentes,
 amigos,
amantes.

Hubiéramos conocido maravillosos lugares
que se esconden en esquinas,
en mitad de la ciudad
y de sus caminos.
Hubiéramos capturado atardeceres
y los hubiéramos coleccionado
como los mejores cromos
con color a nuestros.
Hubiéramos podido vivir lo inimaginable,
una historia digna de contar
y unos besos merecedores de recordar
con el mismo orgullo,
la misma felicidad
 y la misma nostalgia
con los que se piensan los mejores momentos.

Tú y yo,
 indudablemente,
podríamos haber sido felices juntos,
podríamos haber creado una rutina
llena de sonrisas, abrazos y apoyo.
Hubiéramos peleado,
nos hubiéramos desquiciado
y hubiéramos firmado la paz
con el mismo arrebato y pasión en la cama.
Tú y yo podríamos haber sido mucho,
pero tú eras, eres y serás
un infinito gilipollas
y yo
me cansé.


lunes, 6 de mayo de 2019

Hasta la próxima noche


Después de 30 días y 100 noches pensándote, después de vivir sin ti tras conocer lo que era vivir contigo. Después de desahogarme por dentro, llorar y de buscarme sin encontrarme del todo…

Ahora vuelvo a escribir de mí, de ti y de todo lo que ya no siento sin ti. Porque desde que decidiste coger la puerta de mi vida e irte, o, mejor dicho, desde que me cerraste la tuya, trillándome un poco el alma. Desde que ya no estás aquí. Desde que te fuiste, ya no siento la ilusión recorriéndome todo el cuerpo, cada centímetro, cada poro, cada sensación que despertabas en mí. Ya no hay electricidad que me mueva, ni combustible dulce que me impulse hacia anocheceres en un mirador cualquiera. Ya no miro las estrellas y, mucho menos, se me apetece que alguien me lleve hasta ellas. Ya no me mueve ningún beso, ni siquiera el simple hecho de contarle a alguien mi día con tantas ganas. Ya no quiero mirar el móvil, ni los mensajes, porque hay muchas personas que me hablan, pero ninguna tiene tu nombre.

Desde que te fuiste, ya no sonrío tontamente en cualquier momento bobo del día, como si no tuviera una razón, cuando en realidad eras tú pasándote por mi mente. Ya no siento la promesa de un hoy lleno de bromas y risas que solo nosotros entendíamos, de meme arriba y tontería abajo. Cuando cierro los ojos, ya no sueño con esperanzas, solo vuelvo a la noche en la que nos conocimos una y otra vez. Ahora no me ilusiono, ni acaricio lenta y cariñosamente, ni siquiera he vuelto a abrazar con todo mi corazón tan fuertemente, porque yo, que a veces me siento tan pequeña, encontraba refugio entre tus brazos. Ya no me puedo olvidar del mundo entero sin ti. Mi alma ya no siente que vuela y ni te imaginas lo que echo de menos tocar el cielo agarrada de tu mano. Ahora las nubes de mis días grises me acompañan siempre y me llenan de un vacío con sabor a sin ti.

No solo te llevaste todo aquello que se encuentra en esa carpeta llamada ‘nosotros’, también te llevaste una muy pequeña parte de mí. Se quedó contigo. Quizás es una bonita manera de sentir que nunca te abandonaré, aunque llegará un día en el que yo no seré la misma y la ausencia de esa pequeña pieza no será un espeso vacío. Ya no hay emociones que revolotean en mi interior, ya no me va el corazón a mil por hora, ni me brillan los ojos con la voz de nadie. Ahora no hay nadie que recorra estas curvas que aún reclaman tus manos, ni nadie que me mire como solo tú lo has hecho, como si solo con la mirada me besaras, como si no hubiera nada más en este mundo. Adicta a esa mirada, a esa sensación, su abstinencia pesa. Dueles.

Ahora solo me eriza el frío y me da calor por las noches las mantas en medio de la soledad de mi pequeña cama, tan grande, tan vacía últimamente…Pero cómo explicarte que hay tantas cosas que solo quiero contigo y otras muchas que ya no quiero sin ti…Si te escribiera una carta cada vez que me acuerdo de ti, que te quiero contar algo, que te echo de menos, nadaría entre papeles por las noches y me sumergiría con la compañía de mis marinas lágrimas. Porque no hay herida, ni cicatriz, solo una infinita y dolorosa decepción.

Así que, aquí estoy, hablándole a tu fantasma, porque me mira cada noche mostrándome cada recuerdo. En ocasiones he huido, pero, a veces, recaigo. Es hora de que me enfrente. Tengo el corazón en un puño y es él el que escribe, describe y te añora. Sin ti siento constantemente que me falta algo. Una /t/ fuerte, esbelta, con estilo. Una /ú/ intensa, llena de alegría y arte. Algo como casi todas las cosas que hubiéramos vivido juntos y que se han vivido en un mundo paralelo donde estas piedras del casi no me ahogan cuando suenan. Algo tan grande como el lugar donde habitan todas las luces naturales del universo, como todo lo que he llegado a sentir por ti y todo lo que un día fuimos. Algo tan pequeño como una gota, un vaso de tequila y nuestra canción.

En fin, amor ya no mío, te quiero menos que ayer pero más que mañana. Hasta la próxima noche.