domingo, 22 de mayo de 2016

La claridad de tu noche.

Entre más horas pasan, más dudas tengo, pero todos los miedos que giraron en mi cabeza como si fueran ropa dentro de la lavadora se caen de la cama desde que entras por la puerta.

Vacilas al rozar con tus acogedores labios mis cálidas mejillas, tus ojos dudan sobre la respuesta que diste para resolver este acertijo en forma de saludo. Tus pupilas tiemblan como sólo un interrogante sabe temblar al no saber en que lugar de mi mapa posarse.

Pero comienza la noche y todo se ve más claro, me miras y mi carmín te sonríe, te miro y tus manos me dan la bienvenida luchando contra el vacío para romper estos centímetros de tortura que nos separan. Al final, nuestros besos dulces se chocan en plena búsqueda y se gustan tanto que se niegan a separarse. Mi cuello se transforma en una carretera que espera ansiosa el paseo de tus labios.
Entonces comienza, ya ha empezado, ese ardor que se prende contigo y se apaga en ti. Rozas con tus sutiles dedos la tira  molesta de mi inoportuna camiseta y mis dedos se enmarañan en el desorden de tus cabellos. Mi alma se convierte en una llama ambulante que necesita de ti y la oscuridad se vuelve el único testigo de  nuestra intimidad compartida.

Las orillas de nuestras bocas ascienden y descienden por los puntos más débiles de nuestra conciencia plasmada en piel y nos arañamos de una forma tan cariñosa que hasta las manecillas del reloj se paran para contemplarnos.

Caemos, caemos en picado, caemos abrazados, caemos desesperados por romper la lógica del espacio y estar cada vez más cerca, caemos en el deseo de tenernos como si no existiera el tiempo, las personas, el mundo, como si sólo existieran nuestras almas entrelazadas.

Tus caricias muerden las superficies de mi tez y yo, recorro con los ojos cerrados los senderos de tu espalda. Y mientras danzamos, tus labios encuentran los míos, tu mano se enreda a la mía, tu deseo colma al mío, y me siento tan plenamente tuya.

Nuestras voces se rinden ante los anhelos recíprocos, y somos, por unos segundos, tan nuestros, que ni el amante mejor amado nos creería. Pero acaba la noche y vuelve a saludar desde lejos el sol, te vas y mis miedos vuelven, te esfumas y mis dudas regresan. Desaparece contigo la luz de la noche y vuelve el día con su oscuridad machacona, pero no me altero, no perezco en el desconsuelo, de la misma forma en la que reaparecen las estrellas reaparecerá la claridad, volverá, volverás.

5 comentarios:

  1. ¿Vas a poner un día en concreto para escribir?

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  2. ¿Vas a poner un día en concreto para escribir?

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    1. De momento no, pero prometo intentar subir una nueva entrada cada semana.

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  3. Este ha sido l que más me ha gustado. Eres una escritora muy buena.

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    1. Me alegro muchísimo de que te haya gustado y muchísimas gracias por el cumplido, no soy muy buena pero intento hacerlo lo mejor que puedo, por ello, gracias de todo corazón.

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