domingo, 26 de junio de 2016

Algo de ti se quedó en mí...

Para mi memoria parece que fue ayer cuando nuestros labios se sonreían uno frente al otro en medio de un atardecer privilegiado, de esos que gritan la belleza de la vida. Parece que fue hace unas horas cuando nuestras mejillas ardían en la timidez de una cercanía soñada en secreto. Parece que fue hace unos minutos cuando me quedé dormida con el sabor de tu cariño pegado a mi boca.

Sin embargo, el avión despegó hace mucho y el reloj ya ha corrido demasiado desde la última vez que nuestras manos se abrazaron, tan ansiosas por capturar en las del otro roces con sabor a aquí y ahora. El tiempo ya ha volado bastante desde aquel punto en el que nos robábamos besos a escondidas del destino y nos abrazábamos como si la amenaza de una despedida no existiera, como si fuera tu pecho el único lugar donde me pudiera perder, como se pierden las miradas de los enamorados tristes en el infinito del mar. Nos sobraron días para marcarnos, nos faltaron para seguir queriéndonos.

Pero existen "adiós" que son inevitables, por mucho que nos obliguemos a callar, a intentar no pronunciarlo para no hacerlo realidad.  Contigo aprendí a pronunciar un adiós mientras te digo "te quiero" con los ojos.

Desde entonces nos separan cien mil olas, diez mil terrenos y mil y una callejuelas que se entrelazan entre ellas, cómplices del rumbo marcado por esta vida, que nos da las enseñanzas como si fueran llamas, que nos abrasan y nos derrumban, dejándonos siempre hechos cenizas y obligándonos a volver a renacer de esos restos de nosotros. Desde entonces han zarpado demasiados "te echo de menos", de los cuales la mayoría no  han llegado a tu puerto sanos y salvo porque han sido derrotados por el sonido de tormentas pronunciadas por mis miedos y asustados por la soledad de la nada.

La realidad me golpea la cara cada vez que te extraño y alguna que otra lágrima se desliza, de vez en cuando, entre la rabia de no ganar nunca esta guerra contra este azar impuesto desde que nacimos. Ya sólo me queda la brisa que desmelena estos sentimientos y se los lleva para acariciarte la espalda.

Y a pesar de que ya no seamos los mismo, aunque tengamos más cicatrices de guerra y unos rasgos más marcados por la madurez del paso de los años, aunque hayamos navegado en otras pieles y hayamos querido otros labios, aunque el paso de las experiencias hayan hecho mella en nuestra sonrisa y nuestra mirada ya no sea tan ingenua. A pesar de que ya nos hayamos convertido en un recuerdo tan lejano, un efímero sueño, un suspiro. Sé que nos sellamos tan bien que a pesar de todo y de todos, algo de mí se quedó en ti, algo de ti se quedó en mí.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este texto tanto en la faceta formal como en el fondo. Creo que el texto es muy suelto, se lee fácilmente y hay figuras muy buenas. Pero lo que más me gusta es que el texto tiene mucha autencidad, se nota que está escrito desde las entrañas.
    Gran trabajo, te seguiré la pista! Un placer!

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    1. Mil y una gracias, me siento realmente halagada ante esta opinión tan buena procedente de tan buen escritor, la verdad que los mejores relatos siempre son aquellos que emanan de ese punto del cuerpo en el que habitan los sentimientos y recuerdos,¡muchísimas gracias de nuevo! ¡Un beso!

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