sábado, 1 de diciembre de 2018

Brevemente eterno

Dicen las sabias lenguas
que tener prohibido algo
lo hace infinitamente deseable,
por eso me voy a prohibirte,
para en todos los formatos
desearte.

Voy a llamar pecado
a cada centímetro de tus labios
para convertirme  en pecadora
por cada suspiro que salga de ellos,
vicio bendito
que jamás mejor podría haber probado.

Me convenceré de que tus brazos
son un destino condenado
hasta el inframundo
para así caer en tus llamas
la misma infinidad de veces que respiro
y terminar convirtiéndome en fiel
de cada una de las plumas
de tus alas.

Me diré que conocerte es un mal camino
para descubrir
el trayecto viajero entre las nubes,
ese que comienza en tu mano izquierda,
sigue por tu alegre sonrisa
y acaba en tu mano derecha.

Sentenciaré que eres el ser
menos sexy de la tierra
para que mis ojos
te anhelen hasta cerrados.

Pronunciaré que no te pienso
mientras la verdad
me llueve por dentro
porque no paro de hacerlo.

Multaré a mis ganas
de abrazarte
y sansionaré cada caricia
que mis manos quieran
darte
y así quererte
como el libro a sus letras,
desearte
como Afrodita a cada amante
y enseñarte
como se fabrica
el arte
con las manos
en la piel.

Diré que no puedo estar contigo
y serás tan irresistible que dolerá.
Entonces cada segundo a tu lado
será un alivio secreto.
Deseo convertido en querer,
un querer tan tentador
como la vida misma.
Una noche de sal y limón
multiplicada tantas veces
como estrellas hay.

Mi mente te adjetivará de ilegal
para romper por ti cada una de las reglas
y saltarlas todas sin mirar atrás
porque estarás tú delante,
mi destino.
Las repasaré todas para deshacerlas
cada vez que tu saliva
salude a la mía.

Finalmente,
voy a repetirme,
una y otra vez,
que para mí
eres gloria de un momento,
deseo de una noche,
pasión de un instante,
y así,
hacerte eterno.

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