jueves, 21 de junio de 2018

Volvería

He perdido la cuenta de las veces que he añorado volver a ciertos momentos, a ciertos lugares, a ciertos minutos de felicidad, a ciertas personas, pero, sobre todo, a ti.

Volvería a ti por tantos motivos que ni tú sabrías cuántos, le daría marcha atrás al reloj si pudiera, aunque fuera incoherente y egoísta, aunque eso implique que te vuelvas a ir y, una vez más, no mires hacia atrás.

Volvería para perderme en esas horas muertas que cobraban vida cuando las pasaba contigo, porque mis ironías y tus comentarios ingeniosos se entendían bien y eso era más que suficiente, porque en mitad de la oscuridad tus silencios y los míos se comprendían y eso era más que bastante, porque tu mente y la mía conectaban muy bien y eso...Eso no se puede comparar con nada.

Volvería a hacer las mismas locuras, a impulsarte a romper alguna que otra norma, a enseñarte a ir a contracorriente con cosas tan sencillas como sentarnos en el cine en butacas que no eran las nuestras o comernos a besos en lugares donde corríamos el riesgo de que cualquiera nos pudiera ver y qué más nos daba mientras aprovecháramos el 'aquí y ahora'.

Volvería. Volvería a buscarte por ciertas calles con el corazón más nervioso que mis piernas y a perderme en tu mirada por el simple motivo de que me gustan tus ojos, aunque te hablara con los míos y tú no los entendieras, esa calidez no la he podido ver en otros que no hayan sido los tuyos ¡Y mira que he naufragado en otros muchos después!

Volvería a coger tu mano mientras viajábamos a las estrellas sin nave ni traje espacial, a ser tu yang y tú el yin que me equilibraba. Volvería a pasarme horas y horas aguantando esas estúpidas ganas de verte  y regresaría al asiento del copiloto de tu coche, donde se nos daba muy bien fingir que no nos queríamos cuando en realidad sí lo hacíamos, y a los asientos traseros también.

Volvería a cantar a pleno pulmón las mismas canciones contigo y volvería a pensar que la felicidad era solo eso, dos personas queriéndose sin causa ni prejuicio. También regresaría sin dudarlo a las mismas conversaciones nocturnas llenas de debates, preguntas, sonrisas y poesía, a dejar rastros de amor en tu cuerpo con cada caricia, buscaría cualquier excusa para abrazarte y aprovecharía cada silencio contigo para decirte que te quería sin ni siquiera pronunciarlo.

Aunque supiera que dejarías un vacío en mí después de tu marcha, aun sabiendo que tener que soltarte la mano implicaría veinte mil lágrimas de cobro y que acabaría abrazando con mimo tu recuerdo porque sería lo único que me quedaría de ti, aun así, volvería a marcar tu número la misma cantidad de veces simplemente para escuchar tu voz. Volvería, simplemente, a ese precipicio al que llaman enamorarse aun sabiendo que no lo realizábamos juntos por mucho que pareciera que sí.

Es como si la maquinista de un tren supiera que a mitad de camino se estrellará pero no quiere parar y decide disfrutar del recorrido previo al desastre, yo quisiera volver a recorrerte para disfrutar mejor cada instante, cada parte de ti. Volvería a cada noche, a cada roce, a cada beso y a susurrar tu nombre en tu espalda. Volvería a sentirme en las nubes y a pensar que esos que dicen típicamente que están a tres metros sobre el cielo estaban muy por debajo de nosotros. Volvería a cada maldita mentira y me las volvería a creer todas por la única condenada necesidad de sentirme tan feliz como cuando creía en ellas y sobre todo en ti.


Si algo tengo claro es que volvería a hartarte a besos, a ser diosa triunfante en tu colchón y a sentirme poeta cada vez que hablo de ti. Maravilla maldita que aterrizó en mi confort y destruyó todo a su salida, ahora solo me queda refugiarme en estas tontas palabras y en un condicional simple cargado de un ojalá como único consuelo. Al final me encuentro admitiendo que a pesar de todo, volvería. Volvería a enamorarme de ti, de tu forma de ser, de tus manías, de tu manera de ordenar las palabras y de pensar, de tus labios, de tus sueños y de tus errores. Me volvería a enamorar de ti aunque intentara con todas mis fuerzas no hacerlo, lo sé. Pero...Ahora, qué más da, el retroceso temporal no existe, el carrete se rompió y no se puede rebobinar, dar marcha atrás se queda relegado al coche y tú y yo seguiremos eternamente separados por una conjunción que lo marca todo. Así que hoy pediré una copa en tu honor y brindaré por todos esos 'ojalá' que nunca se cumplirán, por tu recuerdo infinito, por este pobre corazón roto que carga con su peso, por todo lo que fuimos, por nada de lo que seremos, y por mí, porque, al fin y al cabo, alguien tiene que quererme.

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